La necropsia del oso de Porley desvela que murió a consecuencia de la trampa furtiva

Una infección bacteriana, acelerada por una violenta actividad muscular con la que intentaba zafarse de una trampa ilegal fueron las causas de la muerte del oso pardo que el pasado agosto fue encontrado en la localidad canguesa de Porley. Así lo determina la necropsia que le realizaron los veterinarios de la Universidad de León al ejemplar bajo la dirección del catedrático Francisco García Marín.

El ejemplar de oso pardo era portador de la bacteria Clostridium Sordelli, común en varias especies animales y que ha aumentado su importancia como patógeno en los últimos años. La bacteria pudo entrar en el organismo del animal por el aparato digestivo o por una herida abierta anterior. La propagación de la bacteria se vio favorecida por el estrés que sufrió el plantígrado al verse atrapado en un lazo de acero e intentar escapar durante horas.

Los veterinarios desechan la versión de algunos cazadores de que la muerte estaba relacionada con la sedación y manipulación del animal para rescatarlo de la trampa. La necropsia afirma que no existe ninguna duda de que la muerte del animal no tiene ninguna relación con el método de sedación seguido. Y afirma que las lesiones eran ya muy graves e irreversibles y hubieran causado la muerte del animal. Es el segundo caso conocido en la cordillera Cantábrica de un oso que muere por un proceso infeccioso acelerado por el estrés de captura.

La primera ocasión descrita fue en 1998, con el oso bautizado como "Cuervo", que fue capturado por técnicos del Principado para colocarle un transmisor y seguir sus hábitos y movimientos. El animal murió pocos días después de ser capturado y el programa de radiomarcaje fue suspendido.

Fuente: Rpta.es